En Detroit vive un tío que es un
artista en el sentido verdadero, real, integral de la palabra, por encima del
dinero, del éxito, del deseo de fama, por encima de egos y de prestigio. Una
persona que tiene una concepción artística de la existencia pero no como una
pose sino como una forma de ser que le nace de modo natural. El arte es
consustancial a su ser, es su ser mismo. Su forma de vivir es un testimonio también de sabiduría. Dicen que era mejor que Bob Dylan, realmente es un genio. No
renunció a su nombre por otro más comercial que le habría podido ayudar a ser
más popular. Era igual de artista antes de que un sensacional documental
(Searching for Sugar Man) lo sacara de entre la masa. Cuando sus canciones
triunfaban en Sudáfrica y él, ignorándolo, seguía trabajando en una empresa de
derribos, seguía siendo un artista, más si cabe. Cuando supo que era un ídolo,
un icono en otro país, tampoco renunció a su vida. Se llama Rodriguez y le
conocen como Sugar Man. Es la historia de un artista, de una persona que jamás
renunció a sí mismo.
En Jerez de la Frontera vive un
músico, Fernando García. Era el líder del grupo Rey de Copas y dejó la música
durante diez años a raíz del accidente de su hijo. No sólo la música le une a
Sugar Man. Años después de abandonar los escenarios, ignorándolo, casi al azar
se da cuenta de que una de sus canciones ha tenido muchísimo éxito en otro
continente musical distinto al suyo, en el de la música electrónica, después de
que remezclaran y versionaran una canción suya. Ahora le llaman el Sugar Man de
Jerez. Es un artista de la vida y lucha porque le den lo que en justicia le corresponde.
En esa misma ciudad hay un hombre joven que no sabía qué hacer con su vida. No encontraba su camino. Miraba a la vida desde el sentimiento, desde el arte. No sabía que su
camino era ese, la mirada. La mirada retenida, la fotografía. Y cuando la
conoció empezó a crecer porque todo somos semillas necesitadas de buenas
condiciones para florecer. Y así este
hombre se ramificó en miles de ramas con lustrosas hojas cuyos bellos frutos empiezan a nacer aunque
todavía hayan de madurar. Él no lo sabe pero ahora está en el camino de ser
también un artista. Se llama Alejandro Pérez Vega, es fotógrafo y varios meses
después ver Searching for Sugar Man fotografió al Sugar Man de Jerez para un
periódico.
Quizás ahora mismo, mientras
escribo estas palabras, un niño esté aprendiendo a leer en otra parte del
mundo. Un niño que llegará a ser un verdadero escritor.